jueves, 17 de diciembre de 2009

En plena oscuridad

En la incertidumbre me muevo, sin saber si el camino que elijo me llevará a la gloria, a la felicidad, o a la perdición y la tristeza.

Todo alrededor mío se ha oscurecido y en penumbras mi vida se mueve, en plena oscuridad estoy y no sé si me dirijo a buen puerto o a roqueríos y remolinos. Mis instintos y mi razón luchan por guiarme por lo que creen que es correcto, pero mis instintos son muy impulsivos y precipitados, y mi razón toma mucho tiempo en tomar decisiones, da vueltas y vueltas, por lo que tampoco es efectiva, necesito moverme, si me quedo estático, las mareas me hunden.

En la oscuridad me muevo, y creo a veces ver la luz. Y te confieso que esa luz proviene de ti, aunque quizás no te das cuenta. Me das señales como cual faro, y creo por momentos ir en la dirección correcta. Pero como todo faro, esa luz dura tan sólo unos momentos, y en plena oscuridad me dejas nuevamente. Parece ser todo una ilusión y fantasía, creada por las dulces e hipnotizantes voces de las sirenas, me seducen y me llaman, pero al llegar ahí todo se ha desvanecido, dejándome solo, en medio de un inmenso mar, en plena oscuridad.

1 comentario:

Fëanor dijo...

Todo esto es una ilusión, en la que podemos vivir con miedo o lanzándonos al vacío en espiral. No hay oscuridad sin luz, y viceversa. Y vaya que es difícil moverse con habilidad en este universo hostil. Sin embargo creo que lo más efectivo para sortear las mareas que nos impiden el paso es romper los grilletes de la razón por unos momentos, y atravesar esas cadenas como un rayo de instinto.
Si no fuera por ese faro te quedarías quieto. Lo peor que puede hacer un ser humano es quedarse quieto. Yo seguiría ese faro a como de lugar, aunque tenga que romper cientos de sacos de mierda a mi paso. ¡No apagues tu fuego!