lunes, 17 de noviembre de 2014

Al parecer será un largo día

Al despertar sabes que será un largo día, la opresión en el pecho, ese peso, esos sentimientos y sensaciones que has tratado de ignorar por tanto tiempo están buscando una forma de salir, una vía de escape, un punto de fuga, porque mientras más los ignoras más te van carcomiendo por dentro. Pero ese pequeño placer auto lacerante los mantiene en la oscuridad, fuera de la luz de la conciencia. Pero más que placer, lo que impide que salga todas esas energías reprimidas es el miedo, el miedo a que sean tan horribles que con un pequeño soplido destruyan, desmoronen toda la edificación que estás intentando hacer de tu vida. Porque sabes que esa edificación nace de la resistencia, del pequeño hálito de vida, de la ingenua esperanza de encontrar al bello, hermoso, amoroso en la vida. Porque sabes que existe, porque lo has vivido, has conocido el amor, has contemplado la belleza. Y ahí ella se presenta frente a ti, como un fantasma invocando tus peores miedos y pesadillas. Encarna lo amado, lo bello, lo hermoso, lo deseado y emerge lo horrible de tu debilidad, de tu podredumbre, de tu oscuridad, de tu odio a ti mismo. Puedes ver nuevamente, atrás de ti, tus alas rotas, carcomidas por los miedos y las inseguridades, enflaquecidas y sin plumas, sangrantes por las eternas luchas de impedir la caída. Recuerdas cómo ella estaba ahí contigo, al borde del abismo intentando rescatarte, elevarte, impedir tu caída. Pero llevabas mucho tiempo cayendo, lenta y tortuosamente, y podías ver su rostro horrorizado, que por más fuerzas y energía que ella hacía por parar tu caída, por salvarte, contemplabas como ella caía contigo, podías ver sus lágrimas, su sufrimiento y eso te destruía aún más, las energías de tus alas en vez de intentar subir, se volvían contra ti, porque el odio hacia ti aumentaba, porque no soportabas ver como algo tan amoroso y bello caía en los abismos gracias a ti, como sus alas sangraban al no soportar tanta carga, como tus garras le desgarraban la carne para no caerte. Sabías que la estabas destruyendo, ambos lo sabían, pero miraban hacia arriba, apreciaban esos tiempos en que eran jóvenes ingenuos, llenos de ilusión, con miedo entregándose al otro y encontrando un ser que era especial y atractivo, nada parecido a lo antes visto. “Me gusta ser contigo”. La lucha se extendía, por la añoranza de volver a aquellos tiempos, pero seguían cayendo, lenta, silenciosa y tortuosamente, ya ambos no querían seguir con esto, el sufrimiento era mucho, y ambos ya pensaban en soltarse mutuamente, porque ambos estaban siendo aniquilados. Así, después de muchos intentos, finalmente te decidiste a dejarla, no arrastrarla más a las profundidades, no destruir, no apagar la escasa luz que aún quedaba en ella y así dejaron de ser juntos, la oscuridad se hizo tan densa que ya no vieron y ahora en tu caída solitaria, sólo esperas que a sus alas le haya quedado fuerza suficiente para sobreponerse y que empiece a volar, ya no caer, que vuele hacia la luz, la belleza que siempre has amado en ella. Sientes las alas atrás tuyo, siempre su peso, su carne muerta, pero también puedes ver las cicatrices, aquellas heridas, aquellos dolores ya curados. No sabes qué te espera, no sabes si alguna vez sus vidas se cruzarán nuevamente. Pero sigues de pie en la lucha de la vida, el hálito de vida sigue presente en ti, sigues buscando la estrella que ilumine tu camino, que te guíe a través de las profundidades. Tienes que aprender a soportarte a ti mismo, porque la soledad te abruma y crees que es tu destino inevitable, porque más odias más destruir y dañar a otro ser, que la soledad misma, con la soledad sólo te destruyes a ti mismo. Aprende a soportarla, a convivir con ella. Pero ¿qué sentido tiene vivir una vida solo? Han pasado apenas unos minutos, al parecer será un largo día.

jueves, 28 de noviembre de 2013

Cuándo

Arrojado en el suelo sin poder levantarme, escuchaba las voces que estaban a mi alrededor, “Tranquilo, ya va a pasar”, “Levántate, ya vas a estar mejor”, “En un tiempo ya ni te acordarás de esto”, o esas frases cliché “El tiempo cura todas las heridas”. Pero yo me pregunto ¿Cuánto tiempo más tendré que soportar esta agonía? ¿Cuándo, simplemente, dejara de doler?

Destruyendo el ego

- ¿Y qué onda tú?
- Estoy intentando de destruir mi ego, vivir la vida de otra forma, desde otra óptica, hace un tiempo fui una persona muy egocéntrica y egoísta, y eso me hizo perder lo que más amaba en la vida, lo más importante y valioso que he tenido. Y lo perdí por culpa de ese egoísmo, por un excesivo egocentrismo en el cual me sumí. Así que desde ahí, el dolor que he sufrido, el más horrible que me ha tocado padecer, hizo que rompiera el maleficio que me tenía atrapado mirando la vida a través de un vidrio muy oscuro, el cual teñía todo con mi ego, sin darme cuenta de lo que pasaba alrededor mío, de lo que les pasaba a los que me rodeaban, sin poder contactarme con el ser que me estaba mirando, que estaba intentando comunicarse conmigo.
Así que ese dolor, ese sufrimiento lo he convertido en energía para mirar la vida de otra forma, y no sólo cambiar el vidrio a través del cual miro, sino que vivir la vida de una nueva forma, sin ego. Disolviendo mi antiguo yo, y creándome como ser continuamente en base a mi entorno, a lo que me rodea, constituyéndome a través de los seres que están a mí lado en todo momento. Construyéndome constantemente a través del sentir que está alrededor mío, conectarme a los seres que están alrededor mío y desde ahí renacer constantemente como sujeto.
Esa es la forma en la que estoy tratando de vivir ahora, no es fácil, de hecho es muy difícil y agotador, pero estoy convencido que es la forma en que tengo que vivir la vida. No quiero cometer los mismos errores, no quiero ser ese ser dañino que fui anteriormente, ese ser sin consciencia de lo que pasaba a su alrededor, ese ser que no controla sus propias manos que están ahorcando a quién le entrega su amor y su ser.
Fui asqueroso, lo peor que pudo pisar esta tierra. Esa indiferencia destructiva que provocaba ese egoísmo y ese egocentrismo, no debe existir más. Así que por eso estoy luchando día tras día por destruir mi ego, y que mi yo se transforme en un nosotros en constante mutación. Constituirme de quién se relaciona conmigo.
No sé si lo logré destruir completamente al final, pero es por lo que lucho en este momento de mi vida.
Es lo que he aprendido de este dolor horrible que he vivido en este último tiempo. ¿Me entiendes?
- Más o menos.

jueves, 17 de octubre de 2013

Condenado

Prisionero de una mente enferma,
haga lo que haga no me puedo librar de ella.
Condenado desde que nací,
no tengo más opción que vivir así.

Incomprensión es todo lo que tengo.
Ya nada ni nadie me puede ayudar en este momento.
Solo, en un mundo sobrepoblado,
pero vacío; nadie hay a mi lado.

Una soledad arrastrada por tantos años,
siempre he añorado una sonrisa y un cálido abrazo.
Pero tan sólo he obtenido malas miradas y rechazo.

No aguanto más la agonía de esta vida.
Condenado estoy desde su comienzo.

Sólo me queda darle fin, como única salida.

jueves, 17 de enero de 2013

La televisión en Ernesto Sabato

"Es apremiante reconocer los espacios de encuentro que nos quiten de ser una multitud masificada mirando aisladamente la televisión. Lo paradójico es que a través de esa pantalla parecemos estar conectados con el mundo entero, cuando en verdad nos arranca la posibilidad de convivir humanamente, y lo que es tan grave como esto nos predispone a la abulia. Irónicamente he dicho en muchas entrevistas que 'la televisión es el opio del pueblo', modificando la famosa frase de Marx. Pero lo creo, uno va quedando aletargado delante de la pantalla, y aunque no encuentre nada de lo que busca lo mismo se queda ahí, incapaz de levantarse y hacer algo bueno. Nos quita las ganas de trabajar en una artesanía, leer un libro, arreglar algo de la casa mientras se escucha música o se matea. O ir al bar con algún amigo, o conversar con los suyos. Es un tedio, un aburrimiento al que nos acostumbramos como 'a falta de algo mejor'. El estar monótonamente sentado frente a la televisión anestesia la sensibilidad, hace lerda la mente, perjudica el alma.
Al ser humano se le están cerrando los sentidos, cada vez requiere más intensidad, como los sordos. No vemos lo que no tiene la iluminación de la pantalla, ni oímos lo que no llega a nosotros cargado de decibeles, ni olemos perfumes. Ya ni las flores los tienen."

La resistencia, Ernesto Sabato.

viernes, 9 de noviembre de 2012

Evocación


Sentado sobre la roca fría en medio de la noche, acompañado por el canto del bosque sumido en penumbras, miro el cielo preguntándome qué será de ese ser que alguna vez cruzó su camino con el mío. Me acompañó en la senda de la vida durante un tiempo, que se podría decir que fue muy poco tiempo, casi insignificante, un grano de arena del reloj de arena que marca nuestra vida. Pero la brevedad no es sinónimo de irrelevancia, sino por el contrario, esos momentos junto a ese ser definieron y me marcaron para siempre. Como una estela que me rodea y que media todo contacto con el mundo externo, tu presencia ha cambiado mi manera de relacionarme con el mundo. ¿Qué será de ti? ¿Cuántas vidas habrás revolucionado? ¿A cuántos les habrás dejado tu marca de fuego? ¿Qué será de ti precioso ser? ¿Seguirás vivo o habrás vuelto a formar parte de las entrañas de la madre tierra? Sea lo que sea, espero que tu vida te haya traído dicha, que lo que buscabas con tanto ahínco y determinación siga inspirándote y dándote un propósito y un sentido para esta vida.

Bajo el cielo estrellado te recuerdo y te evoco junto a mí, y cada estrella fugaz que me ilumina es un saludo desde la distancia, porque sé que en este momento, desde otra parte de la faz de este mundo, te encuentras sobre el suelo frío y húmedo mirando el cielo, como lo hiciste junto a mí tantas veces en esa primavera de hace unos años, cuando nuestros caminos eran uno solo, y nuestros pasos caminaban juntos.

sábado, 30 de junio de 2012

Exilio


Insatisfecho, asqueado de la podredumbre humana decido marcharme de este mundo. Agotado de la inmundicia de lo humano, cansado de un mundo falso y superficial, donde el materialismo y el consumismo atraviesan toda relación.

Me alejo de seres vacíos, deseosos de llenar su agujero interior con productos que sólo producen un alivio pasajero para sus espíritus en decadencia,  pero que no satisfacen el hambre, sino que te hunden y te extraen lo humano cada vez más.

Defraudado del mundo humano me marcho. Siguiendo el camino de Zaratustra, me voy hacia el bosque, hacia el monte, hacia la montaña. Regreso a los orígenes, allá donde ningún humano me pueda encontrar jamás, en busca de mi soledad y mi espíritu.