Insatisfecho, asqueado de la
podredumbre humana decido marcharme de este mundo. Agotado de la inmundicia de
lo humano, cansado de un mundo falso y superficial, donde el materialismo y el
consumismo atraviesan toda relación.
Me alejo de seres vacíos,
deseosos de llenar su agujero interior con productos que sólo producen un
alivio pasajero para sus espíritus en decadencia, pero que no satisfacen el hambre, sino que te
hunden y te extraen lo humano cada vez más.
Defraudado del mundo humano me
marcho. Siguiendo el camino de Zaratustra, me voy hacia el bosque, hacia el
monte, hacia la montaña. Regreso a los orígenes, allá donde ningún humano me
pueda encontrar jamás, en busca de mi soledad y mi espíritu.
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