viernes, 9 de noviembre de 2012

Evocación


Sentado sobre la roca fría en medio de la noche, acompañado por el canto del bosque sumido en penumbras, miro el cielo preguntándome qué será de ese ser que alguna vez cruzó su camino con el mío. Me acompañó en la senda de la vida durante un tiempo, que se podría decir que fue muy poco tiempo, casi insignificante, un grano de arena del reloj de arena que marca nuestra vida. Pero la brevedad no es sinónimo de irrelevancia, sino por el contrario, esos momentos junto a ese ser definieron y me marcaron para siempre. Como una estela que me rodea y que media todo contacto con el mundo externo, tu presencia ha cambiado mi manera de relacionarme con el mundo. ¿Qué será de ti? ¿Cuántas vidas habrás revolucionado? ¿A cuántos les habrás dejado tu marca de fuego? ¿Qué será de ti precioso ser? ¿Seguirás vivo o habrás vuelto a formar parte de las entrañas de la madre tierra? Sea lo que sea, espero que tu vida te haya traído dicha, que lo que buscabas con tanto ahínco y determinación siga inspirándote y dándote un propósito y un sentido para esta vida.

Bajo el cielo estrellado te recuerdo y te evoco junto a mí, y cada estrella fugaz que me ilumina es un saludo desde la distancia, porque sé que en este momento, desde otra parte de la faz de este mundo, te encuentras sobre el suelo frío y húmedo mirando el cielo, como lo hiciste junto a mí tantas veces en esa primavera de hace unos años, cuando nuestros caminos eran uno solo, y nuestros pasos caminaban juntos.

No hay comentarios.: