sábado, 30 de mayo de 2009

Un dilema que me acoje

¿La felicidad propia pero el sufrimiento ajeno, o la felicidad y bienestar de los demás pero el sacrificio de la felicidad propia? ¿Qué es más importante?

Cada posición tiene sus puntos a favor y en contra como todas las cosas.

A favor de la felicidad propia
Se puede considerar egoísta, pero se puede argumentar que esta vida es la única que tengo y por lo tanto tengo que aprovecharla al máximo, ya que es mi única oportunidad de ser feliz. También desde un modo de vista más desconfiado, pesimista e individualista, se podría decir que el resto no tiene importancia, ya que aunque uno se esfuerce por ayudarlos, ellos nunca agradecerán nada y sólo les va a importar su propia bienestar, nunca se van a preocupar por uno, por lo tanto no tiene sentido ser generoso y bondadoso con el resto en una sociedad que es egoísta, individualista y competidora, donde se eliminan entre ellos con tal de conseguir un bien propio. Desde esta lógica, ¿que sentido tiene ayudar a los demás sacrificándose uno mismo, si aún cuando los ayudes ellos harán lo posible por hacerte sufrir?
Claramente en un sentido de conveniencia sería ridículo y autodestructivo actuar de tal manera, por lo cual debería uno dedicarse solamente a tratar de sobresalir y defenderse del resto.

A favor de la felicidad del prójimo
Se basaría en la generosidad, en el altruismo sobre todo, en el querer ayudar a los demás, en el querer el bien de la sociedad y la humanidad en general. Se ve como una postura más bondadosa y correcta. Se podría considerar que al hacer la felicidad de los demás uno es feliz, pero es una afirmación romanticona, que dista mucho de lo que sentimos y nos sucede en realidad.


El problema es que generalmente estas dos posturas están directamente relacionadas. Es decir, si elijo mi propia bienestar y felicidad, inevitablemente conllevará que mis seres queridos u otra persona sufra. O en el caso opuesto, si elijo ayudar a los demás y promover su felicidad, estaré sacrificando mi propia felicidad por la de alguien más.
Entonces lo ideal sería poder unir lo mejor de las dos posturas en una donde pueda ser feliz tanto el otro como yo mismo, pero lamentablemente esto no es así. En este sentido sería mejor procurar mi felicidad por las razones expuestas anteriormente, pero esto contradice mi problema personal. Me carga, me hace mal el sufrimiento ajeno, por lo que siempre intento liberar a ese otro de ese dolor o sufrimiento que lo aqueja. Pero debido a esto, a veces, soy yo quien sufro por sacrificar cosas que me gustan o que me harían feliz.

Entonces he aquí el dilema, ¿qué es más importante?, ¿qué debe prevalecer, mi felicidad o la felicidad de mis seres queridos y prójimos? Es un problema dicotómico, donde una parte sí o sí sufrirá las consecuencias negativas de la elección que se haya tomado.


Maldita vida que nos hace lidiar con problemáticas tan complejas y determinantes para nuestras vidas. Ya que, la elección que uno realiza determina la vida entera de uno en todo sus ámbitos.

sábado, 23 de mayo de 2009

Gripe porcina y más cochinadas

Se preguntarán como pueden surgir "nuevas enfermedades" como la gripe porcina (ahora influenza humana).
Bueno si ven este minidocumental de bajo costo podrán entender el por qué.



miércoles, 6 de mayo de 2009

Un aire que se extingue

El aire que te rodea huele a mierda, al acercarse a ti se siente ese apestoso ambiente que repugna hasta al más asqueroso. ¿Crees que nadie lo nota?¿Que nadie nota la peste que traes contigo?
Pobre de ti maldito inmundo, siempre se van a saber las cochinadas que expiran la gente como tú.
El aire tóxico que tratas de esconder con los más fragantes perfumes y las más aromáticas caretas, yo ya lo puedo sentir y cuando me encuentro en un lugar de inmundicias producto de tu estar, la asfixia me alarma de que tu presencia asquerosa ya ha contaminado todo el lugar, ensuciando no sólo todo el ambiente si no que contagiando a los que te han acogido.
¡Maldito cerdo!, y ahora más que nunca, ¡malditos cerdos!, ojala algún día su estirpe maldita se seque bajo el sol ajusticiador, espero que cada uno pagué por las inmundicias cometidas y desaparezcan de la faz de la tierra y podamos otra vez respirar el aire puro de la libertad y la paz.
Me parece una tarea casi imposible, ya que su olor putrefacto se esparce como una plaga, pero al menos mientras esté vivo, lucharé contra ustedes y junto a mis aliados, alguna vez podamos disfrutar del aire puro, que purifica el espíritu y vitaliza el cuerpo.