Crees que eres alguien importante, mucho más que millones. Te sientes poderoso, los demás dependen de ti y son tan estúpidos que te idolatran y adoran. Son unos pobres seres, unos insectos que no tienen ningún valor. Te ríes de lo débiles y lo patéticos que son. Piensas que está todo bajo control y de que no te queda más que disfrutar lo que has ganado. Si llegaste ahí jugando limpio o sucio, no importa, sólo importa que ya estás ahí. ¿Pero tú sabes la respuesta no? Pero que más da, en esta vida, ¿qué más se puede aspirar?, los bondadosos siempre caen primero. Al final, el fin justifica los medios, ¿no?
Pero tu sed es insaciable y a pesar de que has logrado lo que la mayoría sólo logra en sus sueños, sueños corrompidos por la avaricia de este mundo. Aún así, quieres más, sí, siempre más y más, tanto como se pueda. ¿Y el de al lado? Allá él, como en la selva, el más fuerte vence. Está claro, tendrás más. ¿Te da pena los demás? Tu risa me lo dice todo, tienes razón, los buenos sentimientos sólo existen en los cuentos de hadas. Entonces, seguirás tragando y conquistando todo, colonizando todo. Más dinero, más poder, más control, ¿hasta qué?... hasta controlarlo todo, ser dueño del mundo.
Pero, ¿sabes?, tengo algo que decirte.
Tiembla, así es, ¡tiembla!. Tu hegemonía se resquebraja. Está surgiendo un movimiento, una luz esclarecedora, así como al alba el sol anuncia que llega la luz y el calor, así vengo yo y mis amigos, venimos a redocarte, sacarte de tu trono de tirano, y tengo armas poderosas. No son como las tuyas, no son balas, bombas nucleares ni armas biológicas. Mis armas son mucho mejores y a diferencia de las tuyas, tengo una gran reserva, son inagotables porque provienen de nuestro interior. Tu tiempo se agota, somos más de los que crees. Ya siento tu temor, tu cara se ha descompuesto, ¿desatarás tu furia contra el pueblo?
¿Y que hay de nuevo en eso?, si ya estamos acostumbrados a tus abusos, a tu odio y despotismo. Estamos dispuestos a sacrificarnos, a dar todo por la vida, por la humanidad. Somos muchos y cada vez más, no podrás con nosotros. Tu fin se acerca, la luz del alba se aproxima. El reloj de arena ya está corriendo. ¡Ah!, se me olvidaba, claro, mis armas. Siempre han existido, pero parecían perdidas. Nosotros las hemos revivido y con más fuerza que nunca. Mis armas las llaman esperanza, valentía, modestia, generosidad, unión, compañerismo y la más fuerte de todas, ¡amor!.
Te lo digo, ésta es nuestra última chance, nuestro último golpe con nuestro último aliento, antes de que destruyas nuestro mundo. Ya has corrompido todo, la economía, la política, la educación, los medios de comunicación, el arte y la cultura. Incluso has corrompido la mente y el alma de muchos débiles que caen bajo la ilusión de la felicidad falsa que da el dinero. ¡Pero te lo digo!, estoy aquí para luchar, para hacerte frente.
Para muchos soy un maldito loco idealista, se burlan y me tratan de cambiar, pero yo siempre firme en mi posición. Ellos me atacan porque ya han caído en tu manto de ilusión, ya han caído en lo que les han hecho creer y ver. Pero yo no, vengo a redocarte y establecer la paz y el amor. ¿Pongo mi vida en riesgo? No me importa, prefiero perder la vida luchando por algo noble y que le da sentido a mi vida, a vivir una vida pero llena de falsa felicidad y de hipocresía. Sé que ellos al final, cuando les quedan gotas de vida y ven todo más claro, se desesperan porque se dan cuenta de que no han hecho nada. Pues bien, ¡eso conmigo no va!
Me queda luchar y formar la revolución de la vida, el amor y la paz. El sacrificio es mínimo en comparación con mi meta. Puede que no llegue a ver la luz del alba, puede que fallezca en la penumbra. Pero los que me siguen llegarán al final. Muchos caeremos en el camino, pero no será en vano, porque al final el sol saldrá y quemará a todos esos putos que se creen poderosos por estar arriba, pero no saben que cuando el sol salga estarán tan cerca que se quemaran, y se limpiará toda la inmundicia que hay en el mundo.
¿Lo podré ver? No lo sé, pero sé que la revolución ya comenzó. Te queda poco maldito, tu trono desaparecerá y estarás enterrado en la misma tierra que te has dedicado a destruir y explotar.